Un ajedrez del que es difícil apartar la vista
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Inventado hace más de mil quinientos años, el juego intelectual ha conquistado los corazones de millones de personas. Mientras los jugadores compiten para probar su capacidad de pensar estratégicamente, los joyeros se esfuerzan por superarse unos a otros en la creación del juego de ajedrez más elegante y caro.
El joyero australiano Colin Burn soñaba con crear el mejor juego de ajedrez del mundo y ver jugar con él a los mejores grandes maestros del planeta. El fruto de los esfuerzos de Colin fue una maravillosa creación llamada Pearl Royale.
En el tablero de cristal están colocados los trebejos de oro blanco de 18 quilates, engastados con diamantes, perlas y zafiros de Ceilán. En todos los detalles, es evidente el homenaje a las normas clásicas del ajedrez que se inventaron en 1849 y se aplicaron posteriormente en los juegos utilizados en los campeonatos del mundo.
Solo hay tres ejemplares de Pearl Royale. Cada uno vale 4 millones de dólares.
«El lujo de Pearl Royale es un símbolo de cómo valoro el juego en sí. Me encanta la forma en que el ajedrez une a personas de todas las sociedades, culturas y clases sociales. Ganemos, perdamos o empatemos, nos damos la mano para mostrar nuestro respeto», dice el joyero sobre su obra maestra.
Cuando se contempla el majestuoso esplendor de estas exquisitas piezas, resulta difícil imaginar el cuidado con el que deben tratarse. Deben moverse y colocarse en el tablero con sumo cuidado, ya que incluso sus bases están revestidas de piedras preciosas.
Un ajedrez como éste es más bien para admirarlo que para jugar. Sin embargo, el sueño de Colin Burn se hizo realidad. Con su impresionante ajedrez jugaron los maestros de fama internacional: Fabiano Caruana, Robert Hess y Danny Rensch.
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